La tradición que no quiere morir
Mucha gente no lo sabe, pero la viticultura es viva muy cerca de Barcelona. La gente piensa que ciudades como Badalona o Santa Coloma son 100% urbanos, pero de hecho también tienen montaña y, cada vez más, viñedos.
En Badalona, ya hay un productor de vino, Josep Coll, de Can Coll, que hace un rosado con las variedades de uva merlot y pansa blanca y un blanco con pansa blanca, ambos con el nombre de Orígens. Ha conseguido que Badalona forme parte de la denominación de origen Alella y es muy activo promocionando el enoturismo, por ejemplo.
Pero eso no es todo. Hace unas semanas se empezó a plantar (o, mejor dicho, replantar) viñedos alrededor del monasterio de San Jerónimo, un monumento emblemático de Badalona pero no muy visitado ya que se encuentra en la montaña, lejos del centro de la ciudad.
Un grupo liderado por la cooperativa La Sargantana está plantando 1,25 hectáreas de malvasía, que se sabe es una de las variedades cultivadas por los monjes de San Jerónimo en la Edad Media, cuando, según la leyenda, Cristóbal Colón acudió para dar las noticias de su descubrimiento del continente americano a los reyes católicos.
El retorno de los viñedos en Badalona no debería extrañar a nadie ya que eran la fortuna del predecesor de la ciudad moderna, el asentamiento romano de Baetulo. Hace poco, se encontró los restos de unas plantaciones de viñedos dentro de las murallas de la ciudad antigua, y ya se sabe que se vendía mucha cantidad de vino de esta zona para aprovisionar el ejército romano. Los arqueólogos también han encontrado una fábrica de ánforas para exportar el vino, más testigos de una industria que remonta más de 2.000 años en la ciudad.
Variedades
A mí, como ciudadano de Badalona de adopción, siempre me ha interesado el pasado romano de mi ciudad y me encanta la idea de que vuelva a producir vino. Pero no es la única ciudad de la zona con una tradición de viticultura.
Los romanos también tenía sus viñedos en la ciudad vecina de Santa Coloma de Gramenet, pero aquí parece aún menos probable que el nuestra época podría tener producción de vino. Es una ciudad muy poblada y multicultural, con gente de cuatro continentes viviendo allí y una mezcla muy interesante de culturas y gastronomías. ¿Pero vino? Pues, sí, en el futuro. De momento la plantación experimental todavía necesita tiempo para producir uva de calidad para poder hacerlo.
Aquí se han plantado cuatro variedades – garrut (conocido también como monastrell o mourvèdre), garnacha, picapoll y pansa blanca – en terrenos de distintos niveles y diferentes características. Porque esta es una plantación para ser estudiado por investigadores de la viticultura. Pero también se hará vinos, y, con sumiller Paco Cordera al frente, deberán ser buenos.
Hace 15 años ninguno de estos proyectos existía y parecía poco probable que la viña podría volver. Pero la tradición del vino es demasiado bien arraigada en estas tierras para morir tan fácilmente.